LA NIÑEZ

La niñez es una de las etapas más hermosas en la vida del ser humano, en donde se disfruta de emociones a tamaños gigantes, la niñez nos permite viajar a lugares desconocidos sin movernos de casa, una caja de cartón se convierte en zona militar, las zapatillas de mamá son el pase a las fiestas más importantes de la aristocracia, en fin, esa etapa suele ser la más divertida.

Cuando se es niño no se piensa en problemas, sólo nos preocupamos en comer, dormir y jugar, sabemos que inevitablemente mamá nos acurrucará en sus brazos brindándonos la tranquilidad que necesitamos, si ella está, nuestras preocupaciones y miedos desaparecen.

Aunque en ocasiones suelen confundirse cabe mencionar que existe una gran diferencia entre Infancia y niñez, la primera comprende entre el nacimiento y los 6 años de edad, mientras que la niñez abarcaría de los 6 hasta los 12 años.

Definitivamente  la presencia de un niño en la casa trae una gran felicidad, pues aunque sean seres tan pequeñitos tienen la capacidad de ablandar hasta los corazones más duros, con una sola sonrisa, un beso dulce y tierno, una mirada transparente y la inocencia extrema que se respira en el ambiente a su alrededor.

Una vez escuché en una obra de teatro sabias palabras, que en esta ocasión me gustaría compartir y son las siguientes: “la verdad del hombre comienza con su niñez, después de eso sólo somos personas…” y esa es una realidad, porque cuando  crecemos nuestros pensamientos y deseos se centran en otras cosas, pensamos que la vida no es tan fácil como se visualizaba en la niñez, miramos a nuestro alrededor y absorbemos sólo situaciones negativas que desafortunadamente cubren nuestra mente y matan con lentitud al niño que se rehusa a morir.

Si sólo conserváramos esa luz, ese brillo infinito que se mantiene encendido a lo largo de la niñez, si tan sólo aprendiéramos a vivir de la forma más madura que un ser humano pueda vivir, en dónde no existen rencores, ni peleas, no hay guerras ni envidias, y donde todo se soluciona con un juego de muñecas o una carrera de cochecitos, que mundo tan diferente estaríamos viviendo, un mundo feliz, un mundo de amor, un mundo de paz.

POR: RUTH PARADA RODRIGUEZ